Oferta y demanda, oferta y demanda. Ni idea de si se esta hablando mucho de eso últimamente, no sigo tanto los medios, pero su relación es de vital importancia para la vida de todas las personas.
Por eso me parece lógico pasar en limpio en este blog, esas ideas que quizás la mayoría de la gente tenga en la cabeza, pero que no terminan de entender.
Primero lo primero, definamos de que estamos hablando:
Demanda:
Viene de la acción de demandar (obviamente bah). Demandar sería como “pedir”, pero como si viniera con una carga de autoridad. Y es que el consumidor tiene autoridad, justamente. De satisfacerlo radica el éxito para volverse rico.
La demanda se relaciona con los deseos, con la subjetividad de cada persona. No todos demandamos lo mismo. Demandamos distintos productos y en distintas proporciones. Tengo alrededor de cuarenta mangas (comic japonés) en mi biblioteca, y planeo comprarme más. En ese plan, en ese deseo, yo estoy demandando mangas. Como no estoy yo solo, sino que varias personas consumimos ese producto, podemos hablar de que hay una demanda de mangas.
Lo mismo pasa con el resto de los bienes. Los alimentos, los muebles, el trabajo, los servicios, etc. La gente los demanda. La gente, al menos un importante numero de personas, los demanda, los necesita. Pueden existir bienes el mercado que tengan poca demanda, pero tienden a desaparecer si no son lo suficientemente rentables.
Oferta:
Ofertar es ofrecer, es el intento de establecer un trato. Cuando cualquier persona sale a vender su producto, esta ofertando algo, lo esta ofreciendo al consumidor.
Por lo general la oferta precede a la demanda. Significa que en la mayoría de los casos los productos salen al mercado sin tener la certeza de si van a ser consumidos o no. Por esto las empresas hacen estudios de mercado, para darse una idea aproximada de cómo debería ser su producto. Y aun así les puede ir mal. El ofertar visto de esta forma es una apuesta que realizan los empresarios (ya sea el kioskero del barrio o el gran supermercado), es un riesgo que se corre, que en algunos casos es mayor y en otros peor.
Volviendo sobre el ejemplo del manga, los primeros canales que incursionaron con eso en la Argentina no tenían tanta idea de si iba a pegar o no (incluso, como en el caso de magic kids, ni siquiera sabían con que estaban tratando, de ahí la posterior censura). Aún así, cosas como los “Caballeros del Zodíaco” resultaron ser un éxito abrumador.
Pero no se puede entender la oferta cabalmente sin entender la demanda, y viceversa. Están interrelacionadas. De esa interrelación justamente surgen los precios, por eso es que es tan importante entenderlas.
Supongamos el caso de las papa fritas, las clásicas Lays. Acá en La Plata , el paquete grande esta siete pesos(7$). ¿Por qué están a siete pesos? Los compradores, los que demandan, cuando demandan un producto, lo demandan lo más barato posible. Los vendedores, ofertantes, tratan de ofrecerlo lo más caro posible. Hasta acá puro sentido común, cada cual esta siguiendo su propio interés. Que las papa fritas estén a siete pesos es un precio razonable porque beneficia tanto al demandante como al ofertante. Sobre todo al demandante, porque es él, y no otra persona quien fija el precio del producto. Supongamos que Lays, es una cuestionable movida empresarial, le ofrece ofertas tan jugosas al resto de los productores de papa fritas, que obtiene el monopolio del mercado. Las únicas papa fritas disponibles en el mercado son entonces, las Lays. La empresa no puede por el solo hecho de poseer un monopolio triplicar el costo al consumidor, que sería, ponerlas a veintiún pesos (21$). La gente en ese caso las dejaría de comprar, cosa que le reportaría pérdidas. Debería ir bajando entonces el precio del producto progresivamente hasta que obtenga la misma o una superior tasa de ganancia que la que tenía antes. Por más que la situación sea de monopolio, el consumidor controla los precios, nunca la empresa. Pero incluso en el escenario anterior, la situación monopólica en la que el precio se halla situado, que se yo, a doce pesos(12$), no existiría por mucho tiempo. Obviamente, al que le perjudica que las papas estén a doce pesos es a los consumidores, no a la empresa. Y los perjudica porque se achica la oferta. Los consumidores no demandan solamente un producto, lo demandan a un precio y una calidad determinadas. Si las papa fritas son malas no esta atendiendo a los que demandan papa fritas de calidad, y si son caras a los que demandan papa fritas baratas. Las empresas, con estudios de mercado se dan cuenta donde hay demanda insatisfecha. En algunos casos haciendo cuentas simples. Un empresario, una multinacional extranjeras de papa fritas que viera la situación monopólica dada en la Argentina , diría: “yo las puedo vender (incluso hasta puede querer producirlas) en ese país, a un precio mucho más barato que el actual”. Las empresas muchas veces no se gastan en barrer el mercado de competidores justamente porque sucede eso. En este caso hipotético, cuando la competencia llega y se establece, el precio de las papa fritas baja.
Mientras más oferta halla mas barato va a ser el precio de un producto, y mientras más demanda halla más caro va
Habría que ver que hacemos para que toda esa gente que no puede comprar papa fritas a siete pesos, pueda hacerlo. Pero entre el abanico de opciones que tenemos, el control de precios no debería ser una opción. Primero que nada es violento, autoritario, y segundo, que restringiendo las ganancias de una empresa, le restringís las posibilidades de una futura inversión, restringís las posibilidades tanto de que genere empleo como de que incursione en nuevas tecnologías que abaraten los costes de producción.
Vale para las papa fritas y vale para todo, a ver si lo aprendemos en este país, que parece que a muchos de nuestros dirigentes se les escapa.